Churros por la mañana

Esa sensación de que el día dura más de la cuenta se planta en forma de sonrisa a las 9:00 de la mañana de hoy. Hace unas horas el mundo era música. Hace algunas más, el mundo era trabajo. Hace unos minutos, el mundo era una churrería en la que me he detenido para comprar un par de euros y llevarlos a casa. Mientras la mujer preparaba la masa, la echaba en el aceite y comenzaba a dibujar una espiral, me ha contado su alegría por las lluvias de los últimos dos días, pues “la tierra ya estaba muy seca y se puede vivir sin nada, hasta sin luz, pero no sin agua. Es un bien que no apreciamos. Yo en el campo vivíamos con un candil y plantando lo que comíamos, pero claro siempre hace falta el agua. Es lo único vital.” Yo, maravillado ante el genial discurso de la humilde mujer, sólo he podido sonreír y prestarle mis ojos más atentos, los cuales teniendo en cuenta el motivo de mis andaduras a estas horas de la mañana son una gran muestra de interés. La lección callejera del día terminaba con comentarios sobre las previsiones económicas del día, pues “aunque es un Sábado de fiesta, no se va a notar diferencia con otros Sábados. Lo único que abrirán los comercios. Pero la gente que no trabaja los Sábados, para ellos es igual.” Voy disfrazado de flamenco, aunque las malas lenguas digan que es de pirata.

Pero estamos celebrando Halloween.

Esta noche no era el día de la Cruz?