tanto por el ataque de risa de Sam como por las miradas curiosas que les dedicaban los transeúntes. Incluso levantó una mano y saludó a un desconocido. Sam apoyó las manos en los muslos, dominado todavía por su incontrolable ataque de risa; no obstante, había en él una parte lo bastante sobria como para pensar: "Ella ha visto antes este tipo de reacción. Me pregunto dónde". Pero conocía la respuesta incluso antes de que su cerebro hubiera terminado de formular la pregunta. Naomi era una alcohólica y había trabajado con otros alcohólicos, ayudándolos como parte de su propia terapia. Probablemente había presenciado bastante más que un ataque de risa histérica durante su permanencia en la calle Angle.
"Va a abofetearme -pensó, mientras seguía riendo ante su propia imagen frente al espejo del lavabo, aplicando pacientemente Fórmula Grecian en sus rizos-. Va a abofetearme porque es lo que se hace con la gente histérica".
Al parecer, Naomi tenía otra idea sobre el asunto, pues se limitó a permanecer pacientemente junto a él bajo los rayos del sol, esperando a que recuperara el control. Por último, la risa empezó a agotarse y quedó reducida a una serie de resoplidos y risillas. Le dolían los músculos del estómago, su visión era acuosa y ondulada, y tenía las mejillas mojadas de lágrimas.
-¿Mejor? -preguntó ella.
-¡Oh, Naomi! -exclamó, y se le escapó otra carcajada que resonó en la mañana soleada-. ¡No sabes cuánto mejor!
-Claro que lo sé -dijo ella-. Ven, cogeremos mi coche.
-¿Adónde...? -hipó él-. ¿Adónde vamos?
-A la calle Ángel -dijo ella, pronunciándolo como el autor del cartel había querido que se pronunciase-. Estoy muy preocupada por Dave. Fui allí esta mañana a primera hora, pero no estaba. Temo que pueda andar por ahí bebiendo.
-No es nada nuevo, ¿no? -preguntó Sam, bajando los escalones a su lado. El Datsun estaba aparcado junto al bordillo, detrás del coche de Sam.
Ella lo miró. Fue una mirada breve, pero compleja: irritación, resignación, compasión. Sam pensó que si se analizaba esa mirada diría: "No sabes de qué estás hablando, pero tú no tienes la culpa".
-Esta vez, Dave ha permanecido sobrio durante casi un
Explico:
El Juego, cual cadena, consiste en que cuando te llega el turno, tienes que copiar en tu blog la página 123 del libro que estés leyendo en ese momento.
Puedes escribir la pagina 123 de cualquier libro o de uno que te resulte interesante. Después sigue esta frase:
Un amic d'Anna se la envia a la Srta. Marta Gual que se la pasa a Nuria (Nunu) y esta se la envia Abel que se la manda a MANU, que al mismo tiempo, la envia a LUIS, el cual pasa la cadena a la ilustrísima periodista y escritora popular de cuentos infantiles LORENA...
Mi página 123 corresponde a "Las cuatro después de medianoche", de Stephen King. Con qué nos sorprenderá Lorenita en su isla de las tortugas??
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2 comentarios:
Aix... Luisillo!!!
No has roto la cadena!!!
Hurra!
Ahora , esperaremos que Lorena abandone momentaneamente su nube de amor y saque un ratejo para seguir ella.
Tengo que llamarla...dale un beso asfixiante de mi parte!
Y otro pa'ti, que eres capaz de hacer cosas geniales con un trozo de alambre! ^^
MuAK!
MaNu
Hola!!
¿Qué tal por esas tierras?
¡¡Te echo montón de menos, lindo capullito de Alhelí!!
Me parece muy divertido tu juego, pero no tengo tiempo para escribir la página 123 de lo que estoy leyendo, primero porque me terminé un libro en semana santa y por ahora no he cogido nada nuevo, y segundo porque no me has pasado la cadena. Jijiji!!
Un besote, hiperlindo!!
Para que te rias:
http://youtube.com/watch?v=IQYPIP74ycY
Para que escuches, otro Luis:
http://profile.myspace.com/index.cfm?fuseaction=user.viewprofile&friendID=174483196
Te quiero!! :-*
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