Uno de esos días...

Es de esos días en los que sin saber qué hacer te encuentras chof. El Lunes esperan mil entregas por conocer a sus correctores, pero la cama es más fuerte y me grita para que no salga de ella. Afortunadamente, llega un hada inesperada que me saca del nido a rastras, y mezcla en una comida cualquiera muchas risas con tomate. El café es ya un ritual, y luego algo de vagueo que intentas justificar con la dosis exacta de autoengaño. Mi móvil me avisa de que una de esas chicas tan honestas como auténticas consigo mismas y con el mundo quiere hablar conmigo. "No sé si es que será siempre así, pero me quedo esperando a que me abracen, ya sabes que lo necesito, besos y abrazos sin aviso, y no sé si es que es un mal mes, y no es que no me quiera, pero no le sale y no sé cómo pedirlo." Uno de esos días en los que se llora porque sí. Así que salgo ya para su casa a estudiar juntos. Y no es porque su historia me suene. Es que lo único peor que no querer ver a nadie es quedarme sólo, y esa contradicción trabaja como martillo desde hace ya demasiados días.