21 años agolpados en la mente. Pasado, futuro, pero es ahora el presente lo presente para mí. Tras ver las penas mayores, los mayores cabrones y a cabrones extirpados; tras la ciudad del pecado, una isla surrealista y pasear por los tejados; tras sonrisas nuevas que conozco de hace tiempo, un par de tiempos perdidos y sospechosas casualidades; tras los amigos de siempre, los nuevos de toda la vida, algunas goteras constantes y la fama que cabe en un bolsillo; tras 20 sueños frustrados que me han hecho aprender de golpe las manías de algún torpe, tras yo creciendo tras un árbol, ahora ya no me hago daño, ando entre los rosales, vendo lo que me hace sonreír, miento sólo para reír, calculo raíces sin fundamento con el instinto como arma aunque tenga en contra al viento.
Sonrisas naranjas adoro, los cabreos de una reina, los desfases de los responsables que buscan y encuentran una mirada de complicidad y las puertas abiertas.
Un antro para el despiste, dos pajarillos a dieta (una gaviota y un buitre), ventanas que dan a otro mundo, y la química descontrolada y sin rumbo.
21 años ya han pasado...
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